«911, ¿cuál es su emergencia? La voz tranquila de la operadora atravesó la estática. Tina tragó saliva y se le quebró la voz. «Creo que hay un bebé. En una manta. A un lado de la carretera. Y un perro… no deja que nadie se acerque. Por favor, envíen a alguien rápido»
El tono del despachador era firme, practicado. «Señora, mantenga la calma. No vuelva a acercarse. Los agentes y control de animales están en camino» Tina agarró el teléfono con tanta fuerza que sus nudillos palidecieron. Le temblaban las rodillas, pero asintió como si la voz invisible pudiera tranquilizarla.