Un padre repudia a su hijo recién nacido y acusa a su mujer de ser infiel

Ella quería creer al médico, creer a la enfermera, creer que pronto todo volvería a ser como se suponía. Pero cuanto más observaba la sombra de James junto a la cuna, más lo sentía, el silencioso cambio entre ellos que ninguno de los dos se atrevía a nombrar. Una noche, después de acostar al bebé, Emily se sentó en el cuarto de los niños a doblar ropita.

La casa estaba en silencio, pero no tranquila; era el tipo de silencio que aprieta, pesado y expectante. Oía a James moverse por la planta baja, sus pasos medidos, deliberados. Cuando terminó, se quedó un momento mirando a su hija dormir. El pequeño pecho subía y bajaba a un ritmo que debería haber sido reconfortante.