La urgencia de su tono sobresaltó a Elise. «Por supuesto», dijo. «Tienes mi palabra» Pero, mientras hablaba, la inquietud le recorrió la espalda. Significara lo que significara la carta, estaba claro que Olivia no quería que la vieran.
Esa noche, la sala de enfermeras bullía de cotilleos. Marta se inclinó sobre la mesa y susurró: «¿El tipo que dejó la nota? Era guapo. Parecía nervioso, como un niño a punto de confesar algo» Elise mantuvo el rostro neutro, fingiendo que le importaba menos de lo que le importaba.