Por un momento, pareció que la grúa iba a ceder. El barco se inclinó ligeramente a estribor, haciendo que las herramientas se deslizaran y las botas buscaran agarre. Katherine apretó los dientes, el corazón le latía con fuerza mientras el cabrestante tartamudeaba. Pero entonces, centímetro a centímetro, la masa rompió la superficie por completo. La tripulación lanzó un grito de alegría y el alivio inundó sus rostros tensos.
Con un fuerte estruendo, aterrizó en la cubierta del barco y toda la tripulación se apresuró a inspeccionar el nuevo y emocionante hallazgo. La tripulación quería saber qué había dentro del contenedor que había hecho gemir de esfuerzo a su barco.