La Guardia Costera levanta un contenedor del fondo del océano y echa un vistazo al interior

Era extraño. Estaban en un buque remolcador altamente equipado que podía sacar fácilmente del agua objetos enormes. Pero, de algún modo, este contenedor hacía que las máquinas se esforzaran. La tripulación volvió a intentarlo y, con mucho esfuerzo y algunas caras nerviosas, consiguieron sacar el misterioso contenedor del agua.

Los cables se tensaron visiblemente mientras los engranajes de la grúa gemían bajo el peso inesperado. Katherine observó cómo los medidores de tensión se disparaban más de lo que jamás había visto. «Tranquila», gritó, con voz tranquila pero cortante. El agua salada brotaba de los bordes del contenedor, brillando como el sudor bajo presión. Cada centímetro hacia arriba se sentía ganado.