La Guardia Costera levanta un contenedor del fondo del océano y echa un vistazo al interior

Semanas más tarde, Katherine se vistió de uniforme cuando se pronunció su nombre. Por su liderazgo decisivo y su valentía, recibió una medalla y fue ascendida a jefa de operaciones sobre el terreno. Aceptó el honor en silencio, pensando en Ahmed -y en los demás-, que habían resistido en la oscuridad y habían demostrado un valor extraordinario frente a la injusticia.

Mientras los aplausos resonaban a su alrededor, Katherine no sintió orgullo, sólo determinación. Aún quedaban naves sin inspeccionar, rutas sin controlar, sistemas sin cuestionar. Lo que había ocurrido a bordo del Voyager no era un error. Era un síntoma. Y sabía que su verdadero trabajo -asegurarse de que esto no volviera a ocurrir- no había hecho más que empezar.