Durante las horas siguientes, la Dra. Ellis documentó todo meticulosamente. Su entusiasmo era palpable: se trataba de un hallazgo excepcional, que ofrecía una perspectiva personal de los temores de los tiempos de guerra en la América de los pueblos pequeños. Elogió la diligencia de Eliza y el asombroso papel de Orion al guiarles hasta este tesoro de historia oculta.
Aunque la ciudad de Maplewood nunca fue bombardeada, la exposición pretendía poner de relieve la carga psicológica del conflicto mundial en los ciudadanos de a pie. Eliza se sintió profundamente unida a los Harrington, como si le hubieran confiado su historia. Asumiendo esa responsabilidad, colaboró estrechamente con el equipo del museo.