Un gato callejero no para de traer objetos extraños a casa y su dueño encuentra un mensaje oculto

Al día siguiente por la tarde, intentó seguir a Orión, caminando de puntillas por el césped mientras él caminaba por la calle. Pero el gato era astuto: se escabullía entre los setos y se escabullía detrás de las vallas hasta que Eliza lo perdió. No ayudaba el hecho de que fuera casi de noche, y las calles poco iluminadas de Maplewood ofrecían la cobertura perfecta para un felino sigiloso.

No dispuesta a rendirse, Eliza planeó faltar al trabajo al día siguiente. La curiosidad la empujaba y sentía que los descubrimientos de Orión apuntaban a algo que llevaba mucho tiempo enterrado. Esa mañana, observó pacientemente cómo Orión se estiraba, bostezaba y trotaba hacia la parte trasera de la casa.