La noticia del extraño rescate se extendió rápidamente. A los pocos días, todo el pueblo bullía con la historia de un conejito adoptado por un águila. La bandeja de entrada de Samantha se llenó de mensajes, fotos e incredulidad. Todo el mundo quería saber cómo había sobrevivido Pablo y qué clase de águila había elegido como madre a un conejo.
Una semana después, la foto de Pablo apareció en la portada del periódico local: «Conejo rescatado del nido de un águila encuentra una familia insólita» Samantha recortó y enmarcó el artículo y lo colgó junto a la puerta de la cocina. Cada vez que pasaba junto a él, sonreía:ablo siempre cerca, saltando al sol, por fin en casa.