Un águila se lleva a su conejito del jardín – ¡Lo que descubren los vecinos te dejará alucinado!

Cuando el bosque volvió a cerrarse a su alrededor, algo parecía diferente. Esta vez, Samantha no tropezaba en la oscuridad. Tenían un propósito, una razón para seguir adelante. Se acabaron las conjeturas, sólo la determinación basada en la verdad y la falta de voluntad para dejar que Pablo desapareciera sin luchar.

Siguieron adelante, con los acantilados aún ocultos. La linterna de Samantha temblaba ligeramente en su mano. Sin previo aviso, una espesa niebla comenzó a descender desde las alturas, espesa y fría, envolviéndoles las piernas. Pronto, incluso los árboles cercanos se convirtieron en sombras. Todo se volvió borroso.