Una mujer descubre un búnker secreto en su patio trasero y lo que encontró dentro la estremeció

Rose entrecerró los ojos ante la misma zona verde por la que había pasado cientos de veces. Parecía perfectamente normal. Pero había algo en él -sutil, extraño- que despertaba sus instintos. Extendió lentamente la mano y dio un suave tirón al espeso follaje. Para su sorpresa, toda la sección se desprendió de su mano.

No era real. Las hojas eran de plástico, las lianas demasiado uniformes. Lo que siempre había creído que formaba parte del seto era en realidad una densa malla artificial, hábilmente disimulada y colocada sobre las plantas reales. De cerca, se movía de forma antinatural, revelando una estrecha abertura detrás de ella.

Con el corazón palpitante, Rose apartó la falsa vegetación. La tierra que había debajo era oscura y comprimida, como si algo -o alguien- hubiera pasado muchas veces por encima. Y en el centro había una escotilla de metal oxidado, con los bordes ocultos bajo raíces y hojas. Por un momento, Rose se quedó mirando, incapaz de confiar en lo que estaba viendo…..