Un adolescente se enfrenta a la expulsión por tercera vez, ¡y es entonces cuando su madre descubre quién es el nuevo director!

Carol notó el cambio en el tono de su hija cuando hablaba de ella. La arrogancia de Diane vaciló, sustituida por un resentimiento latente. «Me odia», le espetó una noche. «Sólo quiere que me vaya» Carol apretó los labios, recordando demasiado bien cómo la crueldad de los adultos podía durar más que la infancia.

La perspectiva de una reunión con el nuevo director llenaba de pavor el corazón de Carol. El paseo por el pasillo, la sala de espera, el desafío de su hija… todo se desarrollaría igual que antes. Pero esta vez, el temor no nacía sólo de la expulsión. Nacía del recuerdo, del reconocimiento, del rostro que esperaba dentro.