Suegros presumidos intentan sabotear su boda y ocurre lo impensable

Una tarde, Mia recibió directamente el correo electrónico de Eleanor. Estaba despojado de toda pretensión de orgullo. «Espero que podamos seguir adelante. Por favor, indícanos qué necesitas de nosotros» Ella respondió: «Transparencia, informes precisos y entregas puntuales. Nada más» La jerarquía se había invertido sin que se levantara una sola voz.

Dos semanas después, la propuesta revisada llegó a su mesa. Era precisa, conforme y, por fin, profesional. Ella la aprobó. No se trataba de un favor, sino que la aprobó porque cumplía la norma. A la mañana siguiente, llegó la financiación del Grupo Whitmore. Por una vez, la supervivencia de Eleanor dependía de alguien a quien no podía controlar.