Suegros presumidos intentan sabotear su boda y ocurre lo impensable

La semana siguiente a la reunión, las negociaciones se alargaron. El equipo de Eleanor se esforzaba por cumplir las condiciones de la empresa. Cada retraso les acercaba más al colapso. Mia mantuvo la profesionalidad, solicitó datos adicionales, revisó las proyecciones y nunca se saltó las normas. Quería seguir el procedimiento adecuado, el mismo que Eleanor utilizó una vez como arma.

Entre bastidores, Daniel se dio cuenta de su moderación. «Podrías facilitarles las cosas», le dijo con delicadeza. «Podría», respondió ella, «pero entonces nunca me respetarían» Les estaba enseñando, sin decirlo, que los derechos tienen consecuencias. Daniel la comprendió y no insistió más en el tema.