Suegros presumidos intentan sabotear su boda y ocurre lo impensable

Mia respiró pero no dijo nada. El silencio hizo que las voces se inclinaran hacia delante. Esta vez, cuando un técnico murmuró que se había hecho un cambio de última hora en el cableado, Mia anotó el nombre en el ticket de servicio y lo metió en su mente como una miguita de pan. Se comprometió a anotar más tarde los nombres y números de todos los proveedores de servicios.

A pesar de los contratiempos del día, la ceremonia concluyó. Se casaron bajo un cielo que se había restablecido entre tormentas. La recepción floreció en calidez: discursos y la banda encontrando el ritmo tras un comienzo en falso. Los invitados elogiaron la compostura de la novia. Mia sonrió porque todo parecía una pequeña y justa victoria.