Pronto, el camión de Control de Animales se deslizó hasta el otro extremo de la bahía, con las luces encendidas. Parker, en chándal, salió con un palo largo, un lazo colgado y un rifle tranquilizante colgado pero sin disparar. Observó las distancias, el viento, los ángulos y los desagües. «Mantenemos la calma. Construimos barreras. Que nadie se agolpe»
Mantenimiento desplegó vallas de control de multitudes guardadas para simulacros de siniestros masivos. En diez minutos, habían construido un rectángulo alrededor de la entrada de la ambulancia, dando espacio al oso y a los humanos. Parker colocó un comedero con filetes de pescado de la cafetería justo dentro de la valla. «Retrocede diez metros. Dejemos que decida»