Un hombre se somete a un chequeo rutinario: el médico mira la radiografía y susurra: «Lo siento»

Cada ciclo reflejaba su propio viaje a través de la conmoción, la aceptación, el crecimiento y la introspección.

En el ritmo de la naturaleza encontró paralelismos con su vida. Observó las semillas que plantaba, reflejo de su propia existencia. Las semillas estaban enterradas en la oscuridad, protegidas y alimentadas por la tierra, como su gemelo, dormido y envuelto en él. Las vio crecer, elevarse hacia el sol, resistir tormentas y sequías, encarnar su propia lucha contra el shock inicial y la posterior aceptación de su condición.