Un hombre se somete a un chequeo rutinario: el médico mira la radiografía y susurra: «Lo siento»

Las disculpas fueron llegando una a una. Cada palabra de arrepentimiento era como un eco del pasado, un reconocimiento de sus malentendidos. Rohan, en su nueva sabiduría, los perdonó a todos. Su viaje le había enseñado las posibilidades insospechadas de la vida, los caminos inesperados que podía tomar. Ahora comprendía que su ignorancia no era culpa suya, como tampoco lo era su condición. Su gracia a la hora de enfrentarse a esta nueva fama era un testimonio de su resistencia y de su corazón increíblemente grande.

El mundo de Rohan se había puesto patas arriba y luego se había enderezado de nuevo. Salió de esta extraordinaria experiencia profundamente cambiado. Físicamente, estaba más sano y fuerte sin la carga que había llevado sin saberlo. Mentalmente, era un hombre nuevo: resistente, indulgente y sabio más allá de su edad. Se había enfrentado a una verdad inimaginable y había salido del otro lado, cambiado para siempre, pero no derrotado.