La tensión se extendió por todo el campamento al darse cuenta de que la ayuda podría estar llegando. El líder de los cazadores furtivos ordenó que recogieran sus cosas y se trasladaran. Otro quería ocuparse de Mike y Nicole inmediatamente. A Mike se le revolvió el estómago ante la amenaza, pero notó destellos de miedo en el grupo.
El tiempo parecía suspendido, agobiado por la posibilidad de violencia. La madre oso se paseaba con el hocico levantado, como si olfateara el aire. Sentía que algo se acercaba, algo que podría cambiar el equilibrio. Mike inhaló lentamente, esperando que la confrontación final estuviera cerca, rezando por ser rescatado.