Una mujer sigue a un lobo hasta el mar tras acercarse a ella en la playa: lo que encontró le rompió el corazón

Unos ojos gris pálido llenos de miedo se clavaron en los de Noemi. Un segundo después, los párpados se cerraron y el pequeño cuerpo se hundió en la red como si el esfuerzo hubiera agotado sus últimas fuerzas. El pánico la hizo ponerse en movimiento. Necesitaba calor, presión, cualquier cosa que mantuviera su corazón en marcha.

Vio una lona rasgada entre la basura, arrancó una tira y envolvió el bulto contra su pecho. El aceite pegajoso empapó su camisa, pero no le importó. Sintió un latido en la palma de la mano, pero débil, como el de una polilla contra el cristal.