Docenas de formas ovaladas y oscuras flotaban sobre el oleaje, mucho más cerca de la orilla que antes. Algunas se balanceaban suavemente. Otras se inclinaban en ángulos extraños. Unas pocas mostraban costuras o aberturas, como bocas o grietas a punto de abrirse. Un zumbido bajo, casi subsónico, llenó el aire.
Los jadeos se convirtieron en gritos. Los gritos se convirtieron en pánico. Las familias agarraron a sus hijos. Los perros ladran y tiran de las correas. Las neveras se quedaron atrás mientras la gente corría. La tranquila tarde se convirtió en un caos.