Después de repetidas advertencias, ya había tenido suficiente: ¡mira cómo el karma detuvo a este chico revoltoso!

El silbido fue instantáneo, seguido de un leve y siniestro chisporroteo y, a continuación, el agudo estallido de la pantalla en negro. El rostro de la mujer se congeló de horror y luego se transformó en pánico. «Liam», gritó, poniéndose en pie de un salto y casi dejando caer la máquina. «¿En qué demonios estabas pensando?»

A su alrededor, la reacción fue inmediata. Algunos de los bañistas que estaban cerca se enderezaron, con los ojos muy abiertos. Alguien soltó una carcajada ahogada que provocó un par de risitas más. La pareja bajo la sombrilla azul sonreía abiertamente y uno de ellos se inclinó hacia el otro con un comentario susurrado que les hizo reír más.