«Estoy hablando contigo», dijo Claire, aunque le ardían las mejillas. «La madre del chico la interrumpió con un gesto brusco de la mano y murmuró algo en voz baja mientras volvía a su portátil, dando por terminada la conversación en su mente.
Claire pensó en hacer las maletas. Quizá buscar un lugar más tranquilo en la playa. Pero la idea de caminar por la arena caliente, hacer malabarismos con sus cosas y volver a buscar la paz le resultaba agotadora.