La fascinación mundial por Amou Haji plantea consideraciones éticas sobre la documentación y difusión de formas de vida tan extremas, lo que suscita una reflexión crítica sobre las responsabilidades de los investigadores y los medios de comunicación a la hora de retratar con respeto, dignidad y sensibilidad cultural a personas que viven al margen de las normas sociales dominantes, y aboga por unas directrices éticas que den prioridad al bienestar y la autonomía de los sujetos y fomenten al mismo tiempo una comprensión más profunda de la diversidad y la resiliencia humanas.
El documental suscita el debate sobre la dignidad y la intimidad de las personas que eligen caminos muy alejados de la norma, así como sobre las responsabilidades de quienes comparten estas historias, haciendo hincapié en la importancia de las consideraciones éticas a la hora de retratar estilos de vida marginados o poco convencionales, y abogando por un equilibrio entre el interés público y la protección de la integridad y la autonomía personales, fomentando así un discurso más compasivo y respetuoso en torno a la representación de formas de vida alternativas.