Su padre dijo que el granero estaba prohibido, pero lo que encontró dentro tras la herencia lo cambió todo

La puerta crujió al abrirse, dejando ver un resquicio de luz solar espesa por el polvo. Los tres miraron dentro. Nada más que heno, telarañas y herramientas olvidadas. Bryan silbó por lo bajo. «Adiós a los secretos» Sam rió entre dientes. «Parece que guardó lo mejor para ti»

Se dieron la vuelta y caminaron hacia la casa, dejando atrás sus risas. Claire se quedó un momento más en el umbral, con los dedos rozando la madera desgastada. «Me ocuparé de ello», susurró. «Si esto es lo que me dejaste… encontraré la manera de que importe»