«Y porque quería que tuvieras una última aventura conmigo. Todo lo que hay aquí es tuyo. No porque te lo hayas ganado, aunque lo hayas hecho. Sino porque fuiste el que se quedó. El que me vio hasta el final. En quien más confié para entender esto. Siempre fuiste mi salvaje. Mi curioso. Mi corazón. Con amor, papá»
Claire apretó la carta contra su pecho. No lloró de inmediato. Se quedó allí sentada durante largo rato, en el silencio del sótano, rodeada de recuerdos rotos y tesoros recién descubiertos, sintiendo el amor de su padre en cada rincón polvoriento.