Su padre dijo que el granero estaba prohibido, pero lo que encontró dentro tras la herencia lo cambió todo

Se quedó mirando la última cerradura, con el corazón latiéndole con una mezcla de incredulidad y expectación. Si esto era lo que parecía, entonces su padre no le había dejado nada. Le había dejado algo que sólo ella podría encontrar. Claire se levantó despacio y miró las bolsas que quedaban: tres, quizá cuatro a lo sumo. Ya no estaba cansada. No estaba enfadada.

Estaba cerca. Y lo que había dentro de la caja fuerte no era sólo una herencia. Era un mensaje. La tercera llave no fue fácil. La primera bolsa que abrió estaba llena de revistas trituradas y mantas mohosas. En la siguiente había un par de lámparas rotas enredadas en cables alargadores.