Su padre dijo que el granero estaba prohibido, pero lo que encontró dentro tras la herencia lo cambió todo

Claire se sentó sobre los talones y se quedó mirando las dos llaves que tenía en la palma de la mano. «¿Qué intentas decirme, papá?», susurró. Se volvió hacia el resto del sótano. Algo la atormentaba: la sensación de que esto no había sido al azar. Su padre lo había planeado. Lo había organizado.

Entonces sus ojos se posaron en una pila torcida de bolsas de basura apoyadas contra la pared del fondo. Aún no las había tocado. Al apartarlas, descubrió algo extraño: un armario de madera empotrado en la pared, pero con un hueco detrás. Claire apoyó el hombro contra el armario y empujó. Raspó ruidosamente el suelo de cemento, revelando un espacio hueco.