Su padre dijo que el granero estaba prohibido, pero lo que encontró dentro tras la herencia lo cambió todo

Su mano rozó una de las bolsas de basura. Se arrugó con fuerza en el silencio. Sintió el peso del granero sobre ella, el escozor de la risa de sus hermanos aún fresco en su memoria. Claire entrecerró los ojos. Mañana mismo. Revisaría todas y cada una de las bolsas. Claire no durmió aquella noche.

Lo repitió todo una y otra vez: el brillo en los ojos de sus hermanos, la forma en que Bryan la despidió como si no importara, el eco de la risa de su padre en aquel granero vacío. Creía haber hecho las paces con la división de las cosas, pero ¿ahora?