«Ella debería estar agradecida. Tiene todo el granero para ella sola» A Claire se le hizo un nudo en el estómago. Intentó disimularlo, pero se le quebró la voz al decir: «Me quedé. Durante más de un año. Dejé mi trabajo. Mi vida. No te pido nada. Pero no actúes como si no hubiera ganado más que polvo y astillas» Bryan se encogió de hombros. «No te quedaste por el dinero, ¿verdad? Entonces, ¿qué importa?»
Sam se echó hacia atrás. «Mira a tu alrededor, quizá encuentres algo brillante ahí dentro» La risa que siguió raspó como el cristal. Claire se dio la vuelta y se fue sin decir nada más. Aquella noche se quedó despierta en el dormitorio de su infancia, mirando fijamente el ventilador del techo que chirriaba en lentos círculos.