A veces, en las noches tranquilas, Walter tenía la extraña sensación de que el montículo estaba esperando. No sabía exactamente a qué. Pero la sensación persistía mucho tiempo después de que apartara la mirada, instalándose en su pecho como una pregunta que no estaba preparado para responder.
Walter empezó a notar algo extraño. No sólo Walter, sino también otros animales le daban la espalda al montículo. Jasper lo rodeaba en lugar de atravesarlo, y los gatos del vecindario se movían a lo largo de la valla en lugar de cortar la hierba. Incluso los pájaros parecían evitar picotear cerca de aquel trozo de tierra.