Un hombre hereda una finca: ¡lo que encuentra enterrado en el jardín trasero le deja atónito!

Los documentos de la herencia eran sencillos: casa, terrenos, jardín. Pero caminar por aquellos pasillos decadentes inquietaba a Andrew. El papel pintado se descascarillaba en tiras rizadas, las lámparas de araña se caían y el aire estaba cargado de moho. Se sentía como un intruso, como si el silencio de Henry siguiera oprimiendo cada habitación, sofocando y juzgando.

Pero el legado más extraño eran los susurros de la casa. Los vecinos de la taberna cercana murmuraban sobre Henry, sobre su trágica esposa. Hacía décadas que se había caído por las escaleras y se había roto el cuello. El forense dictaminó que había sido un accidente. Pero los lugareños murmuraban otra cosa: que Henry la había empujado y que su frialdad ocultaba algo más oscuro.