Un hombre hereda una finca: ¡lo que encuentra enterrado en el jardín trasero le deja atónito!

La pala golpeó algo duro. Andrew se quedó helado, con el corazón martilleándole. Se arrodilló y rascó la tierra con dedos temblorosos hasta que apareció una esquina de hierro corroído. Jadeó en voz alta. Después de días de frustración, había algo real debajo de él. El pulso le retumbó en los oídos. Por fin lo había encontrado.

La adrenalina se disparó cuando ensanchó la fosa, dejando al descubierto más partes del objeto: madera hinchada por el paso del tiempo, bandas de hierro picadas por el óxido. Era pesado, deliberado, inconfundiblemente un cofre. Respiró entrecortadamente, entre la incredulidad y el triunfo. Todos los susurros, los enigmas, las dudas: después de todo, Henry había escondido algo.