La niñera oye ruidos en el piso de arriba, así que el padre comprueba la cámara oculta y capta una pesadilla en su cocina

Pero había algo en la forma en que lo dijo, tan rápido, tan fácilmente. No encajaba. Como si esperara la pregunta. Como si hubiera ensayado la respuesta. Kayla asintió, forzando una pequeña sonrisa. «De acuerdo. Sólo quería comprobarlo» Sabrina no parecía preocupada ni curiosa. No preguntó qué se había movido exactamente ni cuándo se había dado cuenta Kayla. Ni siquiera miró hacia arriba.

Se limitó a bajarse de los tacones y entrar en la cocina, tarareando suavemente como si no se hubiera mencionado nada inusual. Mark llegó a casa quince minutos más tarde, alegre y hablador como siempre. Kayla pensó en mencionarle también lo de la despensa, pero algo la contuvo. Tal vez la incertidumbre.