La niñera oye ruidos en el piso de arriba, así que el padre comprueba la cámara oculta y capta una pesadilla en su cocina

Kayla nunca imaginó que sería la clase de adolescente que consultaba las bolsas de trabajo del barrio entre clase y clase, pero los últimos meses lo habían cambiado todo. Su madre tenía dos trabajos, las facturas se acumulaban y la universidad, que antes era un sueño lejano, ahora parecía algo por lo que tendría que luchar.

Intentaba no demostrar lo mucho que le importaba el dinero, pero lo sentía cada vez que su madre llegaba a casa agotada o cuando recibía por correo una notificación con letras rojas en la parte superior. Kayla quería ayudar. Aunque fuera un poco. Quería sentir que no era una carga más para su madre.