La grúa llegó por fin a la mañana siguiente. Las noticias no eran buenas: el impacto y el frío glacial habían destrozado el sistema eléctrico del Nova. La batería estaba descargada y los daños superaban el valor del coche. El Chevy fue declarado siniestro total en el acto.
La familia de John lo recogió, pero en medio del caos, olvidó intercambiar los datos de contacto con sus inesperados salvadores. El Nova fue a parar al desguace, y la historia se convirtió en una legendaria anécdota familiar.