Una multa de 700.000 euros por exceso de velocidad: ¿podría ser éste el futuro del castigo justo?

Opiniones divididas

Los partidarios de las multas basadas en los ingresos argumentan que la justicia debe ser igual en sus efectos, no sólo en la forma. Creen que fomenta la equidad y la rendición de cuentas, que los que tienen más medios deben asumir proporcionalmente una mayor responsabilidad.

Los detractores, sin embargo, lo califican de castigo clasista, alegando que apunta injustamente al éxito y desalienta el trabajo duro. Argumentan que las leyes deberían tratar a todos por igual, independientemente de los ingresos: una infracción por exceso de velocidad debería costar lo mismo a todos los que la infringen. El debate nos obliga a plantearnos una pregunta incómoda: ¿la igualdad consiste en la igualdad o en el equilibrio?


Por qué dudan los políticos

En todo el mundo, los legisladores se andan con cuidado con este tema. Pocos gobiernos quieren tocar la idea de las multas ajustadas a los ingresos, por temor a las reacciones negativas tanto de los votantes como de las empresas.

Para algunos, es un campo de minas político: justicia sobre el papel, resentimiento en la práctica. Para otros, se trata de un cambio de mentalidad sobre la justicia que debería haberse producido hace tiempo. Pero una cosa es cierta: a medida que aumenta la concienciación pública, también lo hace la presión sobre los líderes para que adopten una postura. Y si la historia nos dice algo, el silencio no dura para siempre.


Lecciones de Suiza y Finlandia

Tanto Suiza como Finlandia llevan años probando este concepto a través del llamado «sistema de multas diarias» Este sistema calcula las sanciones en función de los ingresos diarios, es decir, cuanto más ganes, mayor será la multa por la misma infracción. El sistema ha dado lugar a historias asombrosas, como la de un conductor suizo multado con casi 100.000 euros por ir a 27 km/h por encima del límite, y la de un sueco que pagó la increíble cantidad de 700.000 euros por una infracción similar.

Aun así, los investigadores descubrieron que estas sanciones basadas en los ingresos reducen la reincidencia, al menos a corto plazo. Y revelan algo más profundo sobre el comportamiento humano: que la justicia puede motivarnos más que el miedo.


Equidad, libertad y el futuro de las multas

No se trata sólo de dinero, sino de valores. ¿Debemos ser castigados por igual o con justicia? ¿Debe la justicia reflejar lo que ganamos o lo que hacemos? Los partidarios dicen que podría hacer las carreteras más seguras y las multas más significativas. Los críticos temen que genere resentimiento y burocracia.

Su aplicación exigiría el acceso a los datos sobre la renta, lo que plantearía problemas de privacidad, burocracia y confianza en las instituciones. Pero a medida que aumente la desigualdad en todo el mundo, estas cuestiones irán en aumento. Y estemos o no de acuerdo con las multas basadas en los ingresos, una verdad permanece: el futuro de la justicia podría depender de hasta qué punto estemos dispuestos a redefinir la propia equidad.